Lograr una educación de calidad significa formar ciudadanos con valores éticos, respetuosos de lo público, que ejerzan los derechos humanos, cumplan sus deberes sociales y convivan en paz. Este reto implica ofrecer una educación que genere oportunidades legítimas de progreso y prosperidad, que sea competitiva y contribuya a cerrar las brechas de inequidad. Una educación, centrada en la institución educativa, que permita y comprometa la participación de toda la sociedad en un contexto diverso, multiétnico y pluricultural.
Con la definición de la Constitución Política en el año de 1991, Colombia se comprometió a
desarrollar prácticas democráticas para el aprendizaje de los principios de la participación
ciudadana, en todas las instituciones educativas. Desde entonces el Ministerio de Educación
Nacional asumió su responsabilidad de formular políticas, planes y programas orientados a la
formación de colombianos en el respeto a los derechos humanos, a la paz y a la democracia.
Por ello, las Competencias Ciudadanas son el conjunto de conocimientos y de habilidades
cognitivas, emocionales y comunicativas que, articulados entre sí, hacen posible que el
ciudadano actúe de manera constructiva en la sociedad democrática.

El Programa de Competencias Ciudadanas —PCC— es el conjunto de estrategias lideradas desde
el Ministerio de Educación Nacional —MEN— y dirigidas a todo el sector, que busca fomentar en el
establecimiento educativo innovaciones curriculares y pedagógicas basadas en “prácticas democráticas
para el aprendizaje de los principios y valores de la participación ciudadana” (Art. 41, Colombia, 1991), con el
fin de “formar al colombiano en el respeto a los derechos humanos, a la paz y a la democracia…” (Art. 67, Ibíd.).
Estas Orientaciones para la institucionalización de las competencias ciudadanas son un aporte de dicho Programa
al objetivo de la política sectorial 2010-2014 de Educación de calidad, el camino hacia la prosperidad del MEN,
para formar “mejores seres humanos, ciudadanos con valores democráticos, respetuosos de lo público, que
ejercen los derechos humanos, cumplen sus responsabilidades sociales y conviven en paz”1
. Esta es una
tarea prioritaria que debe asumir el sector educativo en conjunto con todos los estamentos de la sociedad, e
implica desarrollar en niños, niñas y jóvenes de nuestro país las competencias básicas y, de manera particular,
las ciudadanas.
Esta concepción de la calidad de la educación es una respuesta a una necesidad de todas las sociedades y a
una realidad concreta del país. Por un lado, todas las comunidades necesitan formar en ciudadanía, puesto
que de ello depende la construcción de la sociedad que se quiere. Por otro lado, la formación ciudadana
responde a la realidad colombiana, que se ha caracterizado en las últimas décadas por la presencia constante
de diferentes formas de violencia, lo cual se aparta del ideal de sociedad pacífica, democrática e incluyente que
busca nuestra Constitución. De manera particular, esa realidad afecta hoy a nuestras comunidades educativas
e impone un reto para la convivencia escolar y la recuperación del tejido social que no permite aplazamiento.
Por tanto, formar en ciudadanía es un proceso que precisa de unas condiciones para que se pueda llevar a cabo
(MEN, 2006), puesto que incluye la enseñanza de conocimientos y el desarrollo de habilidades y actitudes con
el concurso de todos los estamentos de la comunidad educativa, en todos los momentos y todos los espacios
en los que ella existe. La formación ciudadana entonces, involucra al sector en todos sus niveles, desde lo
local a lo nacional, y se materializa en el PCC del MEN. La experiencia de años recientes nos enseña que esta
formación requiere de acciones planeadas, intencionadas y evaluadas para que un tema como este, en el que
hay tan poco desarrollo curricular, logre institucionalizarse.